Hay un hermoso viaje que nos espera y que no debe posponerse por ningún motivo. Esta vez, sin embargo, el itinerario es un poco diferente de lo habitual, la meta, de hecho, no es un nuevo país, sino un nuevo idioma! Puede parecer extraño, pero en realidad hay muchas similitudes entre aprender un idioma y viajar. Vamos a descubrirlos juntos.
Empecemos por las razones. Como base de ambas actividades se encuentra seguramente la curiosidad: El deseo de descubrir siempre algo nuevo y recibir estímulos continuos que nos entretengan y emocionen. Lo mismo se puede decir del placer de estar en contacto con los demás, conocer nuevas personas y experimentar modos de vivir diferentes a los que estamos acostumbrados.
Seguramente uno de los principales objetivos de quienes quieren aprender, así como de quienes aman viajar, es enriquecer el propio equipaje cultural, porque estudiar un idioma significa sumergirse en un universo increíble hecho de historia, arte, tradiciones y de todo aquello que comprende la palabra 'cultura'.
Ah, pero eso no es todo. Otra cosa en común es el deseo de involucrarse y descubrir siempre cosas nuevas, salir de la rutina diaria nos permite vivir experiencias que nos hacen crecer aprendiendo algo nuevo cada día.
Estudiar una lengua es una ventana que se abre a un mundo nuevo, ofreciéndonos otros puntos de vista, diferentes formas de leer la realidad que nos rodea, hasta cambiar la perspectiva desde la que observamos las cosas.
En el momento en que decidimos aprender un nuevo idioma, comienza un hermoso viaje que abre nuestras mentes y nos lleva lejos. Podemos emprenderlo en cualquier momento, no se necesitan maletas ni pasaportes, solo las ganas de descubrir algo nuevo y crecer cada día.
Ahora, con los nuevos cursos de italiano de la AEF, también disponibles online, se puede realmente comenzar este viaje, en cualquier momento.