Un paseo por las calles de Florencia en compañía de Dara, estudiante canadiense de la AEF, es la oportunidad perfecta para descubrir el camino que la trajo a Italia y los sueños que le gustaría realizar.
Pasando frente al Duomo, es imprescindible detenerse para admirarlo: “la primera vez que llegué a Florencia" - dice Dara - "me quedé asombrada frente al Duomo. Empecé a imaginar la historia que llevó a la creación de una catedral tan grande y compleja y la vida de las personas que ayudaron a construirla!”.
Dara ha vivido los últimos 10 años en Hawai y ahora está estudiando en Florencia: “Ya había estado aquí hace 6 años" - nos dice mientras caminamos - "pero quería volver a ver la ciudad. Hoy mi sueño secreto es cantar delante de los demás sin tener miedo”. Por ello, se ha puesto manos a la obra, de hecho, Dara está siguiendo un curso donde estudia ópera e Italiano: “lo que me dio más satisfacción fué poder estudiar Italiano, asi como también poder trabajar en mi voz. Dos cosas realmente importantes para mí. Los profesores de la escuela son estupendos, siempre nos dan el apoyo y el estímulo necesarios para aprender cosas nuevas y vivir plenamente nuestras experiencias”.
Estudiar en Florencia tiene un enorme valor añadido: “poder vivir en el corazón de la Toscana es fuente de inspiración para todo lo relacionado con el arte. Aquí se puede vivir plenamente la cultura, se puede comprender mejor y profundizar en el estudio del idioma y la ópera".
Dara ama la tranquilidad y la dimensión humana de Florencia: "me gusta mucho caminar, especialmente a los márgenes del río, es realmente hermoso y relajante".
Vivir en una nueva ciudad también significa descubrir nuevos hábitos: “uno que realmente me gusta es tomarme un tiempo para almorzar, en familia o con amigos. Otra cosa que realmente aprecio es normalizar la frecuencia con la que puedes comer helado, sin sentirte avergonzado ”, agrega riendo.
Vivir en una nueva ciudad también significa descubrir nuevos hábitos: “uno que realmente me gusta es tomarme un tiempo para almorzar, en familia o con amigos. Otra cosa que realmente aprecio es normalizar la frecuencia con la que puedes comer helado, sin sentirte avergonzado ”, agrega riendo.
“De ésta experiencia estoy aprendiendo mucho" - dice Dara - "hablo con más confianza, no tengo miedo de equivocarme y siempre trato de hacer sentir mi voz de manera libre y auténtica, tanto en el canto como cuando hablo italiano”.
“¿La primera palabra que aprendí? ¡Fué Ciao (hola)! ", y con su hola la despedimos y le agradecemos por compartir con nosotros su historia y un hermoso paseo por el centro de Florencia.
