Mi mes en Florencia fue una experiencia inolvidable. La pregunta que sigue en el aire es: ¿cómo aterricé aquí? Todo comenzó incluso antes de inscribirme en la escuela. El equipo de la Accademia Europea di Firenze fue fundamental en este proceso, siempre dispuesto a responder mis miles de preguntas y a guiarme cuidadosamente en la elección del curso. Esta ayuda marcó la diferencia para que pudiera aprovechar al máximo este viaje.
Pasar una temporada en otro país —en mi caso, un mes— va mucho más allá del turismo. Durante ese período, de alguna manera, empiezas a convertirte en ciudadano de esa ciudad. Aunque sea temporalmente, te vuelves parte de la comunidad local, experimentando el día a día, comprendiendo la dinámica urbana, el funcionamiento de los servicios y, sobre todo, las costumbres y comportamientos de las personas que viven allí. Es una inmersión que transforma la forma en que ves el lugar y también a ti mismo. Florencia, a pesar de ser una ciudad muy turística, aún conserva su esencia viva, pues fue cuna y escenario de una de las producciones humanas más importantes de la historia, reflejada en sus obras de arte y en su vibrante cultura.
Para ser sincera, mis expectativas eran altísimas, pero la experiencia fue aún mejor de lo que imaginaba. ¿Te imaginas estar frente a una obra de alguien a quien admiras mucho, sin palabras para expresar lo que sientes? Pues eso me pasó en la Galería de los Uffizi, frente a obras de Da Vinci, Brunelleschi, Miguel Ángel y otros maestros. La emoción de estar allí, ante tanta historia y talento, es algo que se queda grabado para siempre.
Además de toda esta riqueza cultural, Florencia está muy bien ubicada en la región de la Toscana, en el centro de Italia, lo que me permitió explorar lugares increíbles cerca. Conocí Roma, el Vaticano, Venecia, Castiglioncello, Spiaggia Bianca y Siena — ¡y aún había mucho más por descubrir! Esta diversidad de ciudades y paisajes enriquece aún más esta experiencia, ampliando mi perspectiva y mi comprensión del país.
Pero, más allá del conocimiento de las ciudades y sus historias, el capítulo más especial que está sucediendo aquí son las amistades que están floreciendo. Conocer a personas de diferentes lugares, intercambiar experiencias con quienes viven en la ciudad desde hace años o con quienes también están aquí estudiando temporalmente, hace que todo sea más rico y divertido. Las salidas, las conversaciones, las risas — todo esto crea lazos que van más allá del tiempo de estudio. Y, claro, estamos aprendiendo a hablar italiano, mezclando acentos, y desarrollando una forma única de vivir esta experiencia juntas, aprender y ver la vida de diferentes maneras.
Esta vivencia me está enriqueciendo de una forma que no puedo explicar completamente. Está tocando mi alma, ayudándome a evolucionar como persona y como profesional. Por eso, decidí quedarme más tiempo aquí. Todavía tengo mucho por explorar, aprender y vivir. ¡Estén atentos a los próximos capítulos, porque ni yo sé hasta dónde me sorprenderá esta ciudad!